Entraste a Ideas llevándote el mundo por delante. Así como sos vos. Fresca, arrolladora, acelerada, decidida, sensual y segura al andar.
Entraste y desde el mismísimo instante que
pusiste un pie adentro… ya nada fue igual.
Te vi de casualidad.
Yo estaba en el hall, haciendo mi trabajo,
produciendo a Mariano en las notas de pasillo, atento a las novedades del
Bailando y a las incorporaciones del año y entre el mundo de gente que ese día
pasaba por el edificio… apareciste vos.
Capturaste mi atención al instante.
No sé si fue tu belleza, tu luz, tu risa que se
adueño del ambiente o si fue la mezcla de todo eso junto.
Yo ya sabía que eras hermosa, porque de hecho mil
veces había reparado viendo fotos tuyas de campañas y mismo cuando saliste de
Súper M, el comentario generalizado entre la raza masculina era “Por Dios que
BOMBON”.
Y ya que estamos en tren de confesiones, admito
que produciendo algunas secciones en programas viejos, había hecho todo para
conseguirte, pero lamentablemente sin éxito. Hasta en un momento estuve a punto
de lograr que fueras de invitada a las cámaras sorpresas del “El Calafate”…
mirá si te tendría ganas que estaba dispuesto a llevarte al fin del mundo con
tal de capturar unos días tu atención, pero después tuvimos que suspender porque
te fuiste a no sé donde a hacer no se qué.
Esta vez me tomaste por sorpresa.
Todavía no entiendo… cómo yo, no estaba al tanto
que una de las participantes serías vos.
Si supieras las veces que había deseado
contactarte sin éxito dándome por vencido, entenderías por qué quede sin
reacción al verte entrar. Uno de mis más ocultos deseos se estaba por fin,
haciendo realidad.
Paula Chaves....o Paulita (como se te conocía en
el ambiente) estaba finalmente cruzándose en mi vida.
Quizás, la sorpresa venía a que ya hacía un
tiempo que había dejado de soñar. No con vos, sino con todo. La vida me había
sacudido un poco el último año, haciendo que me volviera mucho más
introspectivo, reflexivo y hasta quizás algo melancólico. Estaba en esos
momentos en los que uno no espera que cosas buenas le pasen… sino que
simplemente te dedicas a surfear la ola como viene, para tratar de mantenerte a
flote.
Pero volviendo al momento… entraste y te vi.
No me preguntes qué fue lo que pasó ni qué
pudiste haber hecho, que aunque ni siquiera mi miraste, algo activaste dentro
mío.
Desde el momento que supe, que te cruzaría en los
pasillos y tendría la chance de acercarme a vos… de la nada, algo se puso en
movimiento llenándome de energía. Era evidente que me estaban regalando una oportunidad
y aunque no sabía cómo… no la iba a desaprovechar.
Para los que creemos en que aquellos que parten
de esta tierra permanecen cuidándonos y guiándonos, ésta podría ser claramente
una señal de que mi madre te había puesto en mi camino. Y especialmente para mí
que necesitaba sentirla cerca y convencerme de que no la había perdido, era la
prueba máxima de que ella estaba conmigo. Ahí. Presente.
Quedé paralizado no sólo ante la sorpresa, sino
también por la emoción que me desató pensar en ello.
No recuerdo exactamente el tiempo que me llevó
acercarme por primera vez a vos. Pero fueron días… semanas.
Mi timidez iba en aumento y todo lo que estuviera
relacionado con vos, prefería verlo de lejos.
Admito que los primeros días me encargue de
evitar hacerte notas y mucho más me preocupé por no tener que producir nada en
relación a tu participación.
No fue un problema, porque por suerte nadie sabía
lo que me provocabas, y como en Ideas, productores sobran… había quienes podían
hacerlo a la perfección.
En esas primeras semanas me dedique a estudiarte.
Era mucho más fácil jugarla de anónimo, sobre todo teniendo excusas laborales
para indagar sobre vos sin que a nadie le llamara particularmente la atención.
Vos te manejabas independientemente por la vida y
te mostrabas un poquito autosuficiente y desconfiada. Pero como enseguida
armaste tu grupo de pertenencia, con el correr de los días comenzaste a
relajarte, dejándote llevar por el alocado ritmo de nuestra particular
productora.
Me ocupé de saber todo sobre vos. En qué andabas
laboralmente… quienes eran tus amigos… como estaba compuesta tu familia… en qué
momentos ensayabas y en dónde… y de lo que más me encargue fue de averiguar en
qué andabas sentimentalmente.
Supe que acababas de terminar una relación algo
larga y dolorosa de la que no habías salido muy entera.
Supe también que era bastante reciente y que
quizás fuera eso lo que cada tanto opacaba tu ánimo y no te dejaba terminar de
brillar.
Descubrí que bailabas mucho mejor de lo que
cualquiera hubiera esperado y que con cada vestuario y ritmo me encandilabas un
poquito más.
Por esos días las cosas parecían empezar a fluir
solas de tal manera que empezamos a tener gente en común aunque vos ni siquiera
me registraras.
Una de tus grandes amigas era Zaira, a quien yo
producía en su programa del sábado y otra de tus amigotas era Juana, quien
salía con mi amigo Juampi. Y cuanto más averiguaba de vos más gente teníamos en
común… gente que ambos queríamos mucho y desde hace tiempo, como María, que
tanto me había acompañado durante la enfermedad de mi madre.
Parecía que finalmente las señales eran claras y
que el universo me estaba intentando explicar que no eras tan inalcanzable como
te percibí de entrada.
No sé en qué momento dejé de preocuparme por
ocultar lo que me provocabas.
El primero en darse cuenta, por supuesto fue
Mariano. Digo por supuesto porque a Mariano difícilmente se le escapa algo, y
más si lo tiene frente a sus narices.
Él y yo estábamos todo el día juntos, y no le
debe haber resultado demasiado esfuerzo descubrir eso que yo todavía no podía
poner en palabras.
Marian: _ te gusta la flaca.
No me lo estaba preguntando, me lo estaba
confirmando.
PP: _me encanta.
Marian: _jugatelá.
PP: _no me va a dar bola. Vos viste lo que es?
Marian: _no seas logi cabezón. Ponetelo como meta
y lo vas a conseguir.
Mariano me lo pintaba como algo súper sencillo.
Desde el momento que se avivó de lo que me pasaba, se puso a trabajar para mí.
No sólo generando situaciones de acercamiento con excusas laborales, sino en hacerme
un profundo apuntalamiento emocional, inflándome, llenándome de valor,
aportándome confianza y desafiándome a conseguir lo que tanto quería: a vos.
Un poco cebado y dejándome llevar por todo lo que
Marian me decía a diario, comencé a relajarme y tomar confianza.
Nos acercamos por primera vez con la excusa de
hacerte alguna nota de pasillo. Esa fue la primera vez que vos y yo conectamos
nuestras miradas directamente.
Quizás fue porque estaba escudado en el anonimato
y en mi roll de productor, pero no te saqué los ojos de encima y vos, atrevida
como sos, me lo sostuviste bastante. Casi puedo afirmar que me mirabas más a mí
que a Mariano, que era quien te hacía la nota y te entrevistaba, cosa que me
encantó y me ayudó a creermelá un poco.
En esos días también aprovechamos para llevarte a
La Cocina de invitada junto a Sofía por primera vez.
Vos estabas histriónica como pocas veces te
habíamos visto. Muchísimo más suelta y desinhibida de lo que habitualmente
podíamos verte en el piso del Bailando mientras hacías tus tímidas previas con
Marcelo.
Evidentemente el ámbito relajado del programa te
sentaba mejor y te permitías jugar con Zaira y con Mariano, mostrando otro
costado de “la Chaves”, el relajado.
Empecé a sospechar que eras más guarra de lo que
te mostrabas en un principio... y que eso de "Princesa" era sólo un
mote heredado de aquel programa que conducías junto a Jazmín, otra loca linda.
Y me gustaste aún más por eso. Que tuvieras tu
lado rebelde, viniendo de donde venías, te hacía aún más sexy de lo que ya te
consideraba.
Por aquellos días además comenzaste a soltar tu
historia de a poco, preocupándote por mostrarte como una chica de barrio,
sacudiéndote los dejos de glam y frivolidad que te habían quedado como saldo de
tu relación anterior. Buscabas deshacerte de cualquier vínculo con el mundo del
Polo y todo lo que pudiera llevar a él. Te preocupaste por bajarte del caballo,
tanto figurativa como literalmente hablando.
Te mostraste familiera e hipersensible. Y no es
que necesitara que me convencieras de más nada, pero saberte con la misma esencia,
terminó de cautivarme.
Vos ni siquiera lo sabías y ya me tenías
enteramente en tus manos.
Pero, en tren de ser sinceros, yo no estaba libre
y eso me tenía atado. Mi relación estaba llegando a su ocaso… no por vos, sino
porque ya había cumplido su ciclo y los dos estábamos tan acostumbrados a
sostener que no innovábamos ni siquiera para ponerle punto final. Habíamos
pasado a ser grandes amigos, quizás hasta un poco hermanos o buenos compañeros
de rutina… pero amor, lo que yo soñaba que era amor, eso no era.
Ella había estado para mí en mis momentos más
oscuros, en la noche más cerrada, cuando creí que ya no habría más luz… y había
acompañado pacientemente mis silencios, mis ausencias y mis desaires. Yo la
quería, le debía mucho, había cuidado de mí… pero no la amaba y ella siempre lo
supo.
Y quizás, saber que se conformaba con eso, me
desanimaba aun más.
Toda mi vida pelee contra la mediocridad. Primero
y principalmente contra la mía y después contra la de quienes elegía para mi
vida.
Mi gran desafío era demostrarme a mí mismo que yo
daba para más. Que toda esa inconstancia y abulia que había padecido de pendejo
y adolescente no tenía por qué acompañarme para el resto de mi vida. Quería
sacarme esa mochila de encima… lo necesitaba.
Y mi apática relación con ella, en vez de
elevarme, me achataba contra el suelo.
Yo soñaba que el amor existía y me sentía un
boludo sensible por añorar lo que no tenía. Soñaba con algún día vivir esas
historias que se cuentan en canciones, en las que uno se saca el corazón
ofrendándolo al ser amado.
Soñaba y confiaba que el amor llegaría, porque en
el fondo sabía que era lo único capaz de rescatarme.
Y en medio de ese panorama, apareciste vos.
Yo podía jurar que lo que despertabas en mí era
amor, aún sin que vos te enteraras de mi existencia. Yo ya había decidido que
vos eras para mí y que serías tan mía como yo lo era tuyo.
Sin ningún indicio tuyo que me habilitara a
hacerlo, comencé a elaborar un juego de tácticas y estrategias, que sin darte
cuenta, comenzaste a jugar dando inicio a la conquista.
Mi primer gran cómplice fue Mariano. Ni siquiera
tuve que pedírselo ya que él me conocía casi más que yo mismo. Todo el tiempo me
decía que lo iba a lograr, y me llenaba de confianza con palabras, chistes y
juegos que ocurrían a tus espaldas… cada vez que te cruzábamos y veíamos pasar.
Tenía otros dos cómplices o secuaces que por ser
amigos… ya me habían sacado la ficha, y aunque para ellos era más un juego de
conquista, me mantenían informado de todos tus movimientos… ellos te producían
en el Bailando, y tenían más que nadie el acceso a tu información.
Llegó agosto y ”Un sol para los niños”.
Cuando nos pidieron que fuéramos a trabajar y
colaborar en el evento ni lo dudamos…
Además de ayudar a la causa y ponernos a servicio
del canal que era como nuestra casa, el evento había que cubrirlo porque estaba
lleno de figuras, invitados y shows que había que aprovechar para hacer notas
del back, los pasillos y mostrar la intimidad y el detrás de escena del gran
evento solidario del año.
Vos, como figura del Bailando, por supuesto
estabas invitada junto al elenco completo, y aunque no todos decían presente,
vos nos sorprendiste yendo.
En ese momento eras conocida más que nada por tu
belleza y por algunas de tus relaciones anteriores, pero poco se conocía de
quien eras realmente.
En el evento te mostraste siempre en grupo entre
amigas y colegas de Ideas. Pasaste desapercibida prácticamente para todos,
excepto para mí.
Estábamos en un break junto al Negrito y Juampi
cuando te vi venir hablando con Juana y Silvina. Juana se detuvo a cuchichear
con mi amigo y a vos te vi pararte un poco más lejos mientras seguías hablando sin
registrarnos.
Te observe descaradamente. Estudié cada una de
tus poses. Analicé tu lenguaje corporal y supe que estaban hablando de hombres.
Silvina te hablaba y vos reías. Era ella quien te contaba algo y vos la
escuchabas animadamente. Cada tanto interrumpías su relato y metías bocadillos
a los que tu amiga asentía con énfasis. Si bien no podía escuchar con certeza
el relato, me llegaban algunas palabras sueltas que me divertían.
Vos, al parecer, estabas indignada con alguien. Habías
tenido una salida frustrada con algún plomo que se había puesto pesado. Silvina
no paraba de reírse y no me dejaba escuchar que tan serio era o no el tipo para
vos, pero estaba claro que vos no te mostrabas angustiada, sino mas bien
fastidiada por la situación.
Juana volvió a acercarse a ustedes y después de
un ratito de hablar cerca nuestro, empezaron a caminar para irse.
Fue ahí donde me di cuenta asombrado del único
defecto que había logrado descubrirte… y sin poder controlar lo divertido que
me resultaba finalmente encontrarte humana, fue que solté sin filtro:
PP: _ Paula sos chueca?
Por la cara con que me miraste girando y
deteniendo tu andar supe que había dicho algo que preferirías no haber
escuchado…
Vos te pusiste roja de vergüenza aunque tus ojos
indicaban algo de furia… acto seguido el que se puso rojo, violeta y fucsia fui
yo.
No solo tenía tus ojos clavados en los míos
reclamando una explicación o que me retractara sino que tenía a todos los que
nos rodeaban… esperando lo mismo pero claro… todo el resto divertidos, menos
vos.
Momento incómodo si los hay.
No podía creer haber sido tan tarado de que lo
primero que escucharas de mi boca fuera eso. Estaba jodido. Intenté encontrar mentalmente
alguna excusa que me permitiera zafar de lo que acaba de decir, pero no la hallé,
por lo que me convencí de que lo mejor era tomarlo a gracia y sin saber cómo
cancherié.
PP: _bueno, no me mires con odio… no podías ser
TAN perfecta. – dije con una sonrisa para tratar de arreglarla y levantarte la
autoestima que acaba de pisotear.
Pau: _hace 8 años que trabajo como modelo y nunca
nadie se dio cuenta para que vos vengas a gritarlo así como así acá? – soltaste
con tu mayor tono de indignación pero al mismo tiempo dejando traslucir algo de
diversión por mi atrevimiento.
PP: _quizás es que nadie te observó con tanta
atención como yo – te dije usando un tonito entre ganador y tierno para que te
apiadaras de mí y no me odiaras a primera vista.
Pau: _que atrevido! Que caro te va a salir tu
comentario… – me dijiste desafiante y diste por terminado el cruce, girando
para llevarte a tus amigas hacia otro lado.
La suerte se había echado y la ruleta ya estaba
girando… no quedaba alternativa, había que comenzar a jugar.
El resto de esa tarde nuestras miradas se
cruzaron varias veces, pero ninguno de los dos dijo más nada. Vos te fuiste con
tu grupo y yo te perdí de vista.
Cuando esa semana nos cruzamos en un pasillo de
Ideas, fuiste vos quien vino directo a encararme, a recriminarme.
Pau: _quiero que sepas que ahora cada vez que
entro a Ideas, todos me dicen “chueca” por tu culpa. Gracias! - dijiste para iniciar nuestra primera
conversación.
PP: _perdón. Te pido perdón. Se me escapó decirlo
delante del resto… de todos modos no tiene nada de malo… relájate, puede ser tu
seña particular… tu sello propio – dije intentado restarle importancia y sumar
algún punto.
Pau: _ah no! Esto es muy fuerte – dijiste divertida
– pensas convencerme de que ahora es una virtud tener un defecto?
PP: _depende como lo mires… los defectos te hacen
más humana – dije intentando sonar seductor.
Pau: _el colmo! – dijiste alzando la voz algo
exasperada – me estás diciendo que parezco un robot? Por qué no parezco humana?
Soy tan fría?
Y ahí comprendí que tu alto nivel de sensibilidad
venía acompañado de un altísimo nivel de inseguridad. Vos Paulita, la mujer más
hermosamente perfecta para mí sobre la tierra, y con el más bajo nivel de
autoestima que yo había visto alguna vez entre toda la gente del espectáculo
que conocía.
Y como no podía ser de otra manera… después de
querer matarme por seguir embarrándola, caí en la cuenta que ya estaba
perdidamente entregado a vos.
PP: _paráaaa – dije intentando relajar la tensión
que había en vos – lo dije porque sos tan increíblemente perfecta que en algún
punto está bueno encontrar algo que te convierta en humana. No seas perseguida –
y te miré embobado.
Pau: _Perseguida yo? – preguntaste ironizando –
viene alguien que ni siquiera sé cómo se llama a decirme “Che Paula, sos
chueca?” y ahora resulta que la perseguida soy yo? – dijiste algo divertida ya,
descontracturando un poco.
PP: _Tenés razón. Muy poco caballero de mi parte –
dije intentando mantener la compostura – me presento… Pedro Alfonso, productor
de Ideas, encantado – y te extendí la mano en forma de presentación.
Me la tomaste divertida y con una media sonrisa y
usando todo tu sarcasmo dijiste
Pau: _Paula Chaves, ex modelo, ahora chueca.
Y me tentaste haciéndome largar una carcajada que
gracias a Dios acompañaste dándome a entender que todo era un juego. Un poco
indignada estabas, pero era más lo que te gustaba del juego que lo que te podía
enojar.
Desde ese momento, cada vez que nos cruzamos,
intercambiamos bromas… vos seguiste atormentándome por mi atrevimiento y yo
seguí molestándote con que no eras perfecta, a pesar de que cada día te
consideraba un poco más perfecta… para mí.
Ambos comenzamos a desplegar peones, torres y
alfiles en un ajedrez de conquista que me tenía confundido… yo no sabía si lo
que buscabas era vengarte y ponerme en mi lugar por atrevido, o si realmente
estabas invitándome a seducirte.
Por las dudas, me decidí a jugarme el todo por el
todo, eso sí, lentamente, cautelosamente, prudentemente… porque si algo no
quería, era que me tomaras en broma.
Viniste una vez más de invitada a La Cocina y
aprovechaste el programa para desplegar tu artillería. Frente a cámaras volvías
a mostrarte todo lo atrevida que luego en los pasillos convertías en timidez…
fue ahí que sentí que me desafiabas comentando que iniciabas una búsqueda de
candidato a novio… se ve que te sentías sola.
Mariano, conociendo nuestras idas y vueltas, me
acorraló al aire señalándome como tu candidato ideal… y vos redoblando la
apuesta, me desafiaste a que la remara para intentar hacer que me perdonaras
por haberme atrevido a dejar expuesta tu “leve inclinación del pie izquierdo
hacia adentro”. A mi juego me llamaste. Si de remar se trataba… iba a ser el
mejor remador.
No sé cómo ni por qué terminé cantándote al aire
una canción de Montaner. Realmente no estaba en mis planes que eso sucediera… se
ve que apabullado por la situación me dejé llevar, no suelo achicarme frente a
los desafíos y realmente creo que por vivir rodeado de cámaras, no había
reparado en observar que ahora el que estaba saliendo al aire era yo. Creo que
si me detenía a pensarlo dos segundos… no lo hubiera hecho. Pero gracias a vos,
no pude detenerme a pensar… como cada vez que te tenía delante.
Luego de cantarte y verte mirarme del modo en que
lo hiciste, quede hipnotizado. Ya no tenía escapatoria, debía conquistarte o
morir en el intento.
Ese programa trajo una repercusión que no
esperaba. Por un lado me obligó a definir mi situación sentimental con quien
había sido mi novia en los últimos 2 años… y por otro lado nos obligó a vos y a
mí a entrar en un juego mediático que sólo pensé en aprovechar, para acercarme
a vos.
Se ve que esas chispas que aparecían entre los
dos cada vez que nos mirábamos o intercambiábamos diálogo, no sólo producía
efecto en nosotros, sino también en quienes nos veían… y sin tener noción de
los que estábamos despertando, nuestra atracción por el otro, se convirtió en
la atracción del público.
Convencerte de que lo que me producías era en
serio, me llevó mucho más tiempo del que había calculado. Nunca había
contemplado la posibilidad de que fueras una chica fácil, pero tampoco se me
ocurrió pensar que fueras tan desconfiada y chapada a la antigua.
Tus juegos de conquista desplegaban al 100% tu
histeria, la cual no era otra cosa, que el resultado de haberte entregado al
amor, y haber sufrido varias veces.
Te mostrabas como una mujer fatal, atrevida,
desenvuelta, desafiante… y al mismo tiempo una nena tímida, desconfiada, temerosa
a sufrir… esa combinación perfecta de muñeca brava y naif era la que me tenía
perdidamente enceguecido de amor por vos.
La apuesta se fue haciendo cada vez más fuerte y
nuestra exposición fue in-frenable. Ahora el país entero reclamaba que te
conquistara y mas allá de quererte para mí, debía salvar mi orgullo. O quedaba
como un tarado (que se había jugado los huevos en la cancha) o me convertía en
el tipo con más suerte del país. Obviamente aposté a lo segundo.
Me convertí en tu compañero de bromas, luego en
tu amigo contenedor, en tu oreja para descargarte, en tu hombro para llorar, en
ese abrazo que siempre buscabas, en las palabras que querías escuchar, en
malcriarte con detalles y guiños que sólo nosotros conocíamos, en devolverte la
confianza y en ese que estaba dispuesto a lo que fuera, para lograr tu amor.
De a poco te fuiste acercando, me permitiste
entrar, me abriste tus emociones y te dejaste conocer. Te convenciste de que “algo”
realmente pasaba y empezaste a ceder.
Yo avanzaba despacio para no tener que
retroceder. Vos te mostrabas como los caballos mañeros, esos que apenas te
acercas hociquean y caminan hacia atrás con desconfianza. Tan lastimada te
habían dejado?
Me prometí, sin que supieras vos, cuidarte
siempre, curar cada una de tus heridas llenándote de amor y devolviéndote la confianza
que nunca debiste haber perdido. Me comprometí a llenarte de certezas para que
eliminaras cualquiera de tus dudas. Quería regalarte la historia de amor que
vos te merecías… esas con final feliz que cuentan en las canciones. Esa que yo
también quería vivir y que ya no imaginaba con nadie más que no fueras vos.
A cada uno de mis intentos por avanzar, vos
respondías desafiándome a más. Jamás te mostraste dócil, más bien todo lo
contrario. Yo entendía que las cámaras nos jugaban en contra quitándonos toda
posibilidad de intimidad, por eso me relejé y esperé pacientemente el momento
de atacar.
Ya hacía días que nuestras miradas pedían a
gritos que nos encontráramos en un beso. Pero nunca se daba el momento. Vos no
aflojabas y yo no me iba a jugar a perder la oportunidad, ganándome una
cachetada como respuesta a mi intento.
Esperé y esperé y esperé a que fueras vos la que
no pudieras aguantar más la necesidad de besarme. Hasta ver en tus ojos una
señal que me habilitara. Hasta verte perdida y entregada dándome muestras de
que ya eras mía.
Y ese día llegó, y las señales aparecieron, y
para vos ya no existía nada alrededor que no fuera yo, y nuestra burbuja ya
estaba creada… y nuestra historia ya podía empezar a escribirse.
En medio de un programa delirado de La Cocina,
lleno de invitados disfrazados haciendo payasadas… luego de una guerra de
tortas en la que todos resultamos embadurnados con crema, vos sólo te
concentrabas en nosotros dos. Yo te miraba sin creerlo. Llena de crema y sucia
como estabas, no podías estar más hermosa ni perfecta. Tenías la emoción a flor
de piel. Estabas luminosa y feliz. Finalmente estabas tan entregada a mí como
yo a vos. Vos te preocupabas por limpiarme, por cuidarme, por atenderme… y yo
me desvivía por prolongar este momento.
Te miré a los ojos y tu mirada me confirmó lo que
yo ya sentía. Esta vez ni tu timidez te iba a salvar. Eran más tus ganas de
dejarte amar que las de seguir preservándote de poder sufrir.
Te tomé de las manos y luego de la cintura… te
llevé hasta el medio del estudio y vos me seguiste, sonriendo con complicidad, e
invadiendo todo mi ser de infinita ternura. Me preguntaste al oído si estaba
seguro de lo que iba a hacer, a lo que sólo respondí con una media sonrisa, nunca
había estado más seguro en mi vida. Volviste a hablarme al oído para decirme
que morías de vergüenza y esta vez no pude aguantar más… teníamos que superar
ese momento… dejarnos llevar por completo. Me acerqué lentamente y no corriste
tu cara. Nuestros labios se encontraron por primera vez en un beso dulce y
tímido, cargado de amor… tan cargado de amor, que nos fundimos en un abrazo
bailando lentamente al ritmo de una música que no existía y que solo nosotros
dos oímos. Ambos sabíamos que de estar solos… nos hubiéramos partido la boca.
Por fin nuestra canción comenzaba a escribirse.
Nuestra historia de amor ya tenía un comienzo y estaba seguro, de que no
tendría fin.
“Te vi... juntabas margaritas del
mantel
Ya sé que te trate bastante mal,
no sé si eras un ángel o un rubí
O simplemente te vi.
Te vi, saliste entre la gente a saludar
Los astros se rieron otra vez, la llave de mandala se quebró
O simplemente te vi.
Todo lo que diga está de más,
las luces siempre encienden en el alma
y cuando me pierdo en la ciudad, vos ya sabés comprender
Es solo un rato, no más. Tendría que llorar o salir a matar.
Te vi, te vi, te vi... yo no buscaba nadie y te vi.
Te vi... fumabas unos chinos en Madrid
hay cosas que te ayudan a vivir
no hacías otra cosa que escribir
Y yo simplemente te vi.
Me fui... me voy, de vez en cuando a algún lugar
Ya sé. No te hace gracia este país...
Tenias un vestido y un amor... yo simplemente te vi.
Todo lo que diga está de más,
las luces siempre encienden en el alma
y cuando me pierdo en la ciudad,
vos ya sabés comprender. Es solo un rato, no más,
tendría que llorar o salir a matar...
Te vi, te vi, te vi... Yo no buscaba a nadie y te vi.”
Ya sé que te trate bastante mal,
no sé si eras un ángel o un rubí
O simplemente te vi.
Te vi, saliste entre la gente a saludar
Los astros se rieron otra vez, la llave de mandala se quebró
O simplemente te vi.
Todo lo que diga está de más,
las luces siempre encienden en el alma
y cuando me pierdo en la ciudad, vos ya sabés comprender
Es solo un rato, no más. Tendría que llorar o salir a matar.
Te vi, te vi, te vi... yo no buscaba nadie y te vi.
Te vi... fumabas unos chinos en Madrid
hay cosas que te ayudan a vivir
no hacías otra cosa que escribir
Y yo simplemente te vi.
Me fui... me voy, de vez en cuando a algún lugar
Ya sé. No te hace gracia este país...
Tenias un vestido y un amor... yo simplemente te vi.
Todo lo que diga está de más,
las luces siempre encienden en el alma
y cuando me pierdo en la ciudad,
vos ya sabés comprender. Es solo un rato, no más,
tendría que llorar o salir a matar...
Te vi, te vi, te vi... Yo no buscaba a nadie y te vi.”
Un
vestido y un amor – Fito Paez
que lindo!!! sabía que la tardanza en subirlo iba a tener sus frutos!! como me gusta que revivas todos estos momentos tan lindos de ellos, son tan reales, y con detalles re precisos! ya quiero el proximo jajaja estuviste pensando en algo ya? besos!!!
ResponderEliminarjajajaj vos me matas!
EliminarPrimero GRACIAS! porque leerte entusiasmada por leer me entusisasma a mi mas para escribir...
y segundo... algo hay en mente... quizas mañana comience a escribir uno nuevo ;)
prometo mantenerte informada, pero no dar pistas! jajaja
Gracias LU! besotee
Mmmmmmmmmm.... QUE AMOR!!!!!! Me encanto, me encnto, me encanto.....
ResponderEliminarYa te lo dije en otros comentarios y te lo repito, SOS GENIAL rellenando esos espacios en blanco de lo que no se vio de la mejor historia de amor de la historia... GRACIAS!!!! MIL GRACIAS PORQUE LO DISFRUTE UN MONTON Y LO VOY A RELEER....
Segui escribiendo nena... hay MIL instancias de esta historia EPICA para que tomes y desarrolles... no puedo esperar para leer otro de tus proyectos :)
Besos, @PatriciaSaat
Mil gracias a vos por ser tan fiel lectora!!! hay alguna idea dando vueltas... cuando menos lo esperen, algún otro Epi subirà al Blog...
EliminarBesos!
que lindo,me encanto!!!sos una genia escribiendo!!!esperando ansiosa el siguiente corto...
ResponderEliminarGracias Noe!!! feliz de que se entretengan leyendo!
EliminarIncreible lo tuyo,te comento tarde porque lo lei del celu...pase por el blog y aproveche a comentarte Luna.Me encantan como lo narras,lo que transmite cada una de tus historias :) posta gracias por compartirlas.Besos @CandiPauliter
ResponderEliminarGracias Candi!!!! me da mucha alegria que les guste lo que leen... es un placer y dan mas ganas de seguir! Mil mil gracias! Besooooosss
EliminarPor favor quiero otro episodio de lo que esta pasando actualmente en la vida de paula y pedro, escribis genial, me encanta que la realidad tenga un poco de ficcion! saludos
ResponderEliminarHola! en estos dias ando complicada para escribir... pero pronto volvere! Tenganme paciencia...
EliminarGracias por leer y por tu comentario ;)