Crónica de un final anunciado - BonusTrack - "Des-Ilusiónes"

Estaba en la puerta de mi edificio viendo como Pedro se iba de mi vida y me sentí morir por dentro.  Acabábamos de decidir separarnos y yo aún no reaccionaba.

Todo mi cuerpo quería correr hacia él, pedirle que no se aleje, que me hable, que me convenza de que juntos lo íbamos a poder solucionar, y sin embargo algo me mantenía estática, aferrada al piso.

No pude apartar los ojos de su espalda hasta que ya no lo vi más y en ese momento me desplomé. Las lágrimas brotaron a mares desde lo más profundo de mis entrañas.

Me di vuelta y caminé hacia el ascensor, rogando que nadie se cruzara en mi camino. Llegué y caí derrotada en el sillón.

Qué había pasado? Cómo habíamos llegado a esto? Por qué Pedro no había intentado hacerme cambiar de parecer?

Evidentemente algo se había roto entre los dos. Algo había muerto.

Todos esos días había ensayado mil escenarios en mi cabeza, que podrían desprenderse del planteo que pensaba hacerle, pero en ninguno había dado como opción, que Pedro lo aceptara obedientemente.

En qué momento Pedro bajó los brazos?

Ilusa yo que creía que frente al planteo él redoblaría la apuesta con alguna alternativa que nos permitiera creer en un mañana mejor. Ilusa yo que creí que Pedro frente a mi bajada de línea iba a convencerme de todo lo contrario y a borrar con besos tantos desencuentros. Ilusa yo que creí una vez más que el amor todo lo puede, y los resultados evidenciaban que no… que el amor solo no puede con nada, que cuando lo dejamos solo, se seca, se agota se muere.

Mi estrategia había resultado en desastre. Y yo que hasta ese momento me mantenía entera, ahora estaba quebrada en mil partes.

Entre a bañarme sólo para calmar mis lágrimas… como si el agua pudiera barrer la sensación espantosa que me erizaba tanto por dentro como por fuera.

Mientras sentía el agua correr, algo terminó de romperse dentro mío y comprendí que era que lo había perdido.

Pedro había aceptado pasivamente mi decisión y en ningún momento intentó hacerme cambiar de opinión. Y eso me daba la pauta que él ya lo tenía decidido desde antes.

Pedro venía a terminar conmigo. Simplemente que yo me había adelantado.

Al comprender eso, me sentí morir por dentro. Realmente lo había alejado de mí. Lo había hecho renunciar, o lo había desenamorado.

Cualquiera fuera la respuesta, era igual de dolorosa. Pedro ya no estaría en mi vida, ni yo en la suya. Cómo se seguía después de esto? Si todo en nuestro presente giraba prácticamente en torno a nosotros, a nuestra relación… cómo íbamos a sobrevivir a lo que se venía?

Llamé desesperada al Chato para avisarle que no iba, que no podía, no podía presentarme ahí como si nada pasara, y tampoco podía ir y decirle a la gente así de la nada… “bueno esto se terminó”.

Entré en pánico.

El Chato no me atendía el teléfono y Fede estaba de vacaciones. Le mandé mensajes al Balita pero nunca me respondió.

Llamé desesperada a Sochi, para decirle que no viniera, que suspendía todo, pero ya estaba abajo y tuve que bajar a abrirle.

Lloré abrazada a ella como cuando era una nena. Me sentía desbordada y abandonada a pesar de que había sido yo, la que pedí que esto pasara.

Nadie me respondía los mensajes ni los llamados y Sochi me obligó a ir. Me habló de mi profesionalismo y mi deber  para con la productora que tanto me había dado y me lavó el cerebro hasta que acepté mecánicamente sin entender del todo a lo que me estaba exponiendo.

Cuando llegamos el clima estaba raro. Nadie mencionaba nada, como si no supieran o lo que era peor, como si no les importara.

Me sentía desprotegida y Pedro no aparecía por ninguna parte.

Siempre que yo estaba en maquillaje él solía venir a saludarme, a estar un ratito para que no fuera al aire nuestro primer contacto, pero hoy no daba señales. Ni siquiera lo había oído nombrar. Tanto era el silencio, que por un momento creí que Pedro no se presentaría y que nadie estaba al tanto todavía de nuestra separación.

Hasta que lo vi pasar sin siquiera voltearse a mirar. Aunque quizás no supiera que yo estaba ahí, pero de todos modos, su indiferencia fue como una piedra en mi estómago.

A partir de ahora él estaba por su lado, y yo por el mío. No podía pretender que las cosas fueran como antes.

Era iluso creer que podíamos ser amigos, o al menos no tan pronto.

De todos modos, a quién pretendía engañar? Yo a Pedro no lo quería como amigo. Tenía destrozado el corazón y eso, a pesar de negarme a todas las señales, implicaba amor.

Necesitaba hablar con Pedro, preguntarle qué íbamos a hacer, cómo lo íbamos a manejar, así que le hable por chat para pedirle que nos juntáramos en el camarín.

PP: _Hola – dijo apagado desde el marco de la puerta – cómo estás? – preguntó sin mirarme a los ojos.

Pau: _ hola – dije con similar tono de angustia – acá estoy, algo aturdida. Vos? – pregunté buscando su mirada.

PP: _estoy – dijo obligandose a hacer una media sonrisa.

Lo vi nervioso e incómodo.

PP: _no le dije nada a nadie. Pensé que era mejor esperarte para ver qué querías hacer vos. – dijo nuevamente sin mirarme, evitando todo tipo de contacto.

Pau: _gracias. En parte creo que es mejor. Hoy no me siento preparada para hablar de esto. Es demasiado reciente todo.

Pedro me miró y movió su cabeza asintiendo.

PP: _está bien. – dijo compasivo – igual algo vamos a tener que decirles a los chicos para que no nos manden al frente al aire con ninguna salida que nos comprometa.

Me hablaba con tanta distancia que la única idea en la que podía pensar era descifrar si Pedro había dejado de amarme. Cómo era posible que se mostrara tan lejano y tan entero?

Pau: _sí, bueno… manejalo vos.

PP: _ok. – dijo cortante – lo hablo con ellos, no te preocupes. Vos salí tranquila. Te vamos a cuidar – dijo y creí oír su voz quebrarse, pero no me dio tiempo a nada, porque giró y se fue dejándome sola.

Y yo quedé temblando como una hoja. Pedro estaba cada vez más lejos, en cambio yo estaba cada vez más arrepentida.

Moría por un abrazo suyo. Por despertarme y que todo fuera un mal sueño. Por arrancar ese día de nuevo y que la conversación entre nosotros fuera otra, o tuviera al menos , otro desenlace.

Compartir ese programa estaba resultando una proeza. La buena onda entre todos permanecía pero Pedro y yo nos manteníamos lejanos, como si los pocos metros que nos separaban pudieran mantenernos a resguardo.

Hicimos de cuenta que nada pasaba, y hasta de a ratos, logramos estar animados y pasarla bien, hasta que Mariano no pudo con su genio y comenzó a dar señales que entre nosotros pasaba algo raro. Lo vi a Pedro intentar de todos los modos a su alcance que Iudica no continuara con ese peligroso juego. Lo vi intentar cuidarme, y eso me hizo extrañarlo como nunca, a pesar de tenerlo ahí presente. Lo vi vulnerable casi tanto como yo, y ahí comprendí que a los dos nos estaba pasando lo mismo. Que él también estaba roto y que se mantenía distante para protegerse, y no porque no le importara.

En un momento nos vimos frente a una situación que inconscientemente provocamos. Yo estaba en el piso, a punto de hacer una prueba para una coreo que estaba marcando Bertuol, y Pedro se ofreció a hacerlo conmigo.

En ese mismo momento sentí compasión por nosotros. Tan vulnerables frente a todos. Tan expuestos frente a cámaras y con los sentimientos tan a flor de piel que gritaban por salir.

La pirueta consistía en una prueba de piso para un Adagio. Estábamos nuevamente jugando con fuego, porque era evidente que apenas nos rozáramos nos íbamos a quebrar, y aún sabiéndolo, ninguno hizo nada por evitarlo.

Necesitábamos el uno del otro.

A pesar de todo, necesitábamos nuestra propia contención.

Pedro se colocó de pie frente a mí, y pude leer en su gesto su intención. Lejos de angustiarme, agradecí tenerlo así, dándome señales de cuánto le importaba y demostrándome que para él yo seguía siendo importante.

A los pocos segundos, lo sentí acostado sobre mí y no pude más que abrazarlo. Era nuestro primer contacto físico desde nuestra charla de esta mañana y nuestras pieles reaccionaron de inmediato. Me sentía erizada desde la planta del pie hasta la cabeza.

Pedro hundió su cara en mi cuello y me abrazó por los costados, relajando su cuerpo sobre el mío y obligándome a mí también a relajarme.

Sentir su respiración chocando con mi piel, su corazón tan pegado al mío, su olor y su tacto… embargaba todos mis sentidos y quise detener el tiempo ahí mismo.

Pero no fue posible.

El abrazo fue interminable, lo hicimos durar todo lo que pudimos. Y cuando nos incorporamos, caía de maduro que estábamos obligados a explicar por qué tanta emoción.

Todavía no sé cómo fue que Pedro tomó la palabra y anunció que no estábamos más juntos, mientras yo sentía que me moría por dentro.

Comencé a llorar de tristeza, al darme cuenta que ya nada sería igual. Que habíamos dado ese paso que tanto temíamos dar. 

Algo se había roto entre nosotros, y ahora se lo estábamos comunicando a todos.

Si algo hacía falta para terminar de hacerlo real, era que el país entero se enterara de nuestra separación.

Ya no existía el universo “PyP”. Ya no habría más Pedro y Paula.

Y junto con la desilusión de todas las caritas que veía en el estudio, se acrecentó la mía.

Pedro había hecho público mi miedo mas secreto. Todo había terminado. Ya no había marcha atrás.

(o sí?)

"This is the end... my only friend the end."

Conocen a The Doors???

Bueno esta es una partecita de la letra de una de sus canciones.

No les recomiendo que la escuchen ahora, para que no terminen de ahogarse en la angustia.

Ahora sí... me despido de este Epi que tantísimo trabajo me dío.

Pueden agradecerle por él a mis queridas Lu y Lau alias (@MLuciaAparicio y @LauyValenPyP)

ya que ellas son las responsables de haber pedido hasta el cansancio este momento antológico en la historia de PyP.

Una vez más gracias infinitas por su buena onda.

Me desapareceré del mundo hasta el lunes (creo) por lo que le dejo un inmensooo Feliz Cumple a mi cachorrix del alma @vickoluzz que como odia las historias tristes, no me estará leyendo y por lo tanto nunca se va a enterar.

haganle llegar mi amor el sábado, si?

Espero sus comentarios.

Hasta el próximo Epi.

Luna