Pau: _ Podés dejar de reírte Negro, no me estás ayudando así
– ultimé a mi primo que desde hace rato se divertía a costas de hacerme burla.
Juampi: _Estás embobada Pocha, nunca te vi así. Cómo no me
voy a reír? – Respondió desentendido mientras se paraba de su silla y dejaba
una torpe caricia en mi cabeza, que más que caricia, batió todo mi peinado.
Agarró el mate que estaba en la mesa y mientras yo leía un
nuevo mensaje que llegaba a mi BBM, él ponía nuevamente la pava para la 3era
ronda de la tarde.
Pau: _Te juro que no se qué hacer… me siento una pendeja.
Juampi: _Por enésima vez te lo pregunto: Por qué tan
insegura?
Pau: _ni yo lo sé. Es todo tan raro que no puedo explicarlo.
Juampi: _confiás en él? – y me lo preguntó estudiando cada
gesto de mi cara.
Pau: _sí…. bah… no es desconfianza lo que siento…
Juampi: _y qué sentís? Por qué tantas vueltas?
Pau: _es que no se Negro. Por empezar nunca estuvimos
solos…
Pude notar como mi primo achinaba los ojos intentando
entender y me vi obligada a dar más detalles y explayarme más en mi
explicación.
Pau: _ me refiero a una salida. Nunca salimos solos…
obviamente que estuvimos solos hablando, en algún pasillo, en algún camarín… o
que en alguna reunión nos apartamos y hablamos solos, pero nunca se dio que
estemos solos – solos…
Juampi: _más a favor del pibe Pocha… no te parece que sería
piola que se encuentren en algún momento los dos solos fuera de Ideas o del
resto del grupo?
Pau: _obvio que sí Juampi, pero no sé si es el momento –
respondí cargada de ansiedad y del nerviosismo que me producía tan sólo pensar
en ello.
Desde hacía unos días Pedro buscaba ocasiones para
encontrarnos y salir solos a algún lado y siempre yo terminaba encontrando
excusas para no tener que decirle que sí. No es que no quisiera, es que moría
de nervios por no saber cómo manejar ni la situación ni la relación.
Mi primo al escuchar mi vaga respuesta revoleó los ojos en
señal de desaprobación y se mordió el labio inferior mientras negaba con la cabeza.
Pau: _estoy infumable, ya lo sé.
Juampi: _yo no sé todavía como el pibe insiste… hay que
darle el premio a los huevos de titanium.
Pau: _eu, soy tu prima, tendrías que estar de mi lado –
reclamé algo celosa.
Juampi: _gorda estoy siempre de tu lado, pero no soy ciego.
No podés negarme que el tipo viene haciendo un laburo fino impecable. No se
cansa, no se desmotiva, se la juega en público… y vos le tirás media señal de
humo a lo lejos cuando te pinta… Por más
minón o mujer maravillosa que seas… otro en su lugar ya hubiera desistido.
Pau: _bueno si de verdad me quiere, tendrá que fumarse mi
inseguridad, manejarse con mis tiempos. – dije en tono caprichoso, ya que me
molestaba que cualquiera me marcara o cuestionara mis comportamientos.
Juampi: _no te abuses Pocha – cargo nueva yerba en el mate,
sacó la pava del fuego y volvió a sentarse frente a mí en la mesa trayendo todo
– relajate gorda, permitite conocerlo más.
Mientras me perdía en las palabras de mi primo recibí otro
mensaje al chat de BBM
PP: Estoy saliendo de Ideas. Me voy a casa a hacer tiempo
hasta el vivo de la noche. Si ya estas verde de tanto mate con tu primo y tenés
ganas de vernos un rato, avísame. Estás cerca, no tenés demasiadas excusas esta
vez.
Pau: nunca te puse excusas, en todo caso te di razones.
PP: ok. Entonces te voy a enumerar todas las razones por las
que creo que hoy es el día ideal para vernos:
1.
Estas cerca – no tenés que atravesarte toda la
ciudad, como me decís siempre.
2.
Ensayaste temprano – No tenés que salir
corriendo a tu casa a ducharte y cambiarte.
3.
Es temprano, precisamente las 18.45 hs – Todavía
no deberías morir de agotamiento o sueño.
4.
No bailas en el vivo de la noche – por lo que no
hace falta que concentres.
5.
Sacaste un puntaje excelente en la ronda – sabés
que no estás sentenciada en este ritmo.
6.
No estás con Moro – no estás apurada porque
tiene que comer.
7.
Tu quebradura está casi soldada – ya no estás
molesta con los dolores ni de mal humor.
8.
Me extrañas – no sé si tanto como yo a vos, pero
dejame soñar que sí.
9.
Morís de curiosidad por conocer mi casa – y esta
no sé si es una razón que me juega a favor porque te vas a llevar tremenda
desilusión…
10.
Te quedaste sin motivos o razones válidas, a
partir de ahora sí podríamos llamarlo excusas.
Terminé de leer todas las razones que me enumeraba Pedro y
mordí mi labio. Quedaba más que claro que no aceptaría nuevamente un no como
respuesta…
Todas esas excusas había utilizado yo con él? Viéndolas en
una lista, me daba ternura por él y vergüenza por mi… no podía ser más
chiquilina. En cualquier momento me mandaba a la mierda y con motivos.
Juampi me vio tan concentrada en el celular que me lo
arrancó de las manos para leer y entender mejor el por qué de mi gesto.
Juampi: _ te das cuenta que estás a un paso de coronarte
como “la histérica del año”, no?
Pau: _no quedo como una regalada si voy? – pregunte con un
dejo de inocencia y buscando complicidad masculina.
Juampi: _regalada Pau? El pibe la viene remando en gelatina
hace meses… qué más necesitás que haga?
Y de golpe saqué coraje de no sé dónde y dejándome llevar
por el impulso de sentirme desafiada a demostrarle a mi primo, a Pedro y
principalmente a mí, que yo no era ninguna histérica, sino que se trataba de
tiempos, respondí su mensaje.
Pau: teniendo en cuenta que tengo esas 10 razones. En 10
minutos estoy en tu casa.
PP: Perfecto. El edificio ya lo
conocés. Depto 9 A o avísame cuando llegues que bajo a abrir.
No sabía muy bien cómo había sucedido pero finalmente Paula
había accedido a vernos solos y a venir a casa.
Cuando se lo dije y la chicanee por mensajes durante el día,
lo había hecho sin demasiadas esperanzas de que accediera… con todas las ganas,
pero sin imaginar que finalmente se concretaría, y ahora que me había dicho que
sí… quería hacer un pozo en la tierra y esconderme.
Mi casa era un caos. Desordenada, desarreglada y algo sucia.
No estaba para recibir visitas, pero mucho menos si se trataba de ella.
No quería que la primera impresión fuera tan desastrosa. De
por sí estaba un tanto acomplejado o enroscado con que mi casa no estaba cerca
de parecerse o estar al nivel seguramente de las casas de sus amigos y mucho
menos de los tipos con los que había salido.
Hice un paneo rápido para decidir por dónde empezar a
ordenar y limpiar y me sentí más rata y desamparado que nunca.
Mi departamento, como clásico depto de soltero principiante,
era de lo más simplón, súper despojado, cero decoración, y sin ningún toque
femenino.
Encima hasta había heredado muebles horribles que ya estaban
en el depto cuando lo alquilé y era medio un rejunte de cosas que nada pegaba
con nada.
Sólo a mí se me ocurría invitar a Paula Chaves a mi cueva
intentando buscar un primer momento de intimidad.
Mi depto de romántico no tenía nada. Y el tiempo no
alcanzaba siquiera para intentar disfrazarlo…
De golpe me arrepentí de haberme hecho el canchero y
apurarla a ella para que me dijera que sí. Cuando yo pensaba en una salida
solos, imaginaba llevándola a alguna lugar lindo, reservado… donde pudiera generarse
un clima más intimista… pero nunca había pensado que ese lugar fuera mi casa.
Aunque también habíamos hablado de lo difícil de salir y no
sentirnos observados… ya que de golpe cuando salíamos a la calle sentíamos
cientos de miradas puestas en nosotros, no era fácil crear intimidad así.
Sacudí mi cabeza y me puse en acción. Si Pau estaba viniendo
para mi casa, era porque así tenía que darse. Agarré las zapatillas que estaban
desparramadas por la habitación y las tiré en el hueco destinado a los zapatos…
la ropa desordenada la hice un bollo y la llevé al lavadero.
Emprolijé la cama en la que había estado tirado viendo tele
hasta recién y me encaminé al baño a revisar que estuviera en condiciones.
Cambié la toalla de manos por una limpia, chequeé que
hubiera papel… y de golpe empecé a repasar mentalmente esos detalles que mi
madre cuidaba cada vez que a casa venían visitas…
Lave los vasos sucios que tenía en la pileta y hasta pasé un
trapo por la mesada.
Tenía cervezas, fernet y alguna coca para convidarle.
De casualidad habían venido los chicos antenoche a casa y
habían quedado quesos y cosas para una picada. Aunque estaba convencido que Pau
no querría nada, más viniendo de merendar con su primo.
El living estaba colapsado de boludeces fuera de lugar… en
realidad nada tenía lugar, porque prácticamente no tenía muebles…
La mesa estaba acaparada por unos monitores y la
computadora, con la que editaba y armaba videítos por hobby.
La mesa ratona llena de ceniceros, puchos, llaves,
controles, billetera y todo lo chico y suelto que andaba por ahí…
El sillón tenía un estampado de flores horrorosas y una
funda puesta por la propietaria, que parecían de la época de mi bisabuela…
Caí de golpe en la cuenta de la poca onda que le había
puesto a mi casa. Desde que me había mudado, ni una foto, ni un adorno… no le
había puesto nada de nada.
De golpe me acordé de una colcha que me había regalado Caro
para la cama, y corrí a sacarla del placar… era ideal para cubrir el sillón y
que no se viera tan deprimente.
Acomodé el bolso con el que iba y venía de mármol debajo de
la cama… escondí algunas porquerías más que no debían estar a la vista y
aproveché a cambiarme la remera por una camisa, luego de asegurarme de oler
bien. Me coloqué desodorante y perfume, peiné mis pelos como pude y revisé que
todo estuviera al menos presentable.
Por último abrí de par en par las ventanas por si había olor
a encierro, me acordaba que era lo primero que hacían mis hermanas cuando
venían a darme una mano, y suponía que por algo era… aunque yo no me diera del
todo cuenta.
Recordé unos inciensos que alguna vez alguien me había
regalado y comencé a buscarlos para encender uno.
Me encontraba revolviendo los cajones de la cocina, cuando
escuche sonar mi celular.
PP: _ya estás abajo?
Pau: _sí, estacioné a la vuelta, sabés si se puede dejar el
auto ahí?
PP: _por donde está el gimnasio?
Pau: _no, ahí no había. Lo tuve que dejar sobre Dorrego.
PP: _Perfecto, ahí no hay problema. Ya bajo.
Pau: _dale, te espero. Estoy por cruzar Luis María Campos.
PP: _bueno no te me distraigas y mirá bien que en esta
esquina vienen autos de todos lados.
Pau: _Está bien que las modelos tengamos fama de huecas pero
creo que cruzar una calle me sale bien. Esa lección la aprendí.
PP: _no te lo decía por modelo
ni por hueca, como sos eh? Te lo decía porque venís hablando conmigo y seguro
estás distraída… cómo te gusta saltar eh? Besos… me meto en el ascensor.
Con qué necesidad le había contestado así a Peter? Él
siempre buscando la forma de cuidarme, de hacerme sentir especial y yo siempre reaccionaba
a la defensiva.
Tenía que cortarla con esa mala costumbre mía.
Guardé el celular en la cartera, esperé que el semáforo me
habilitara y crucé la calle mirando atentamente para todos lados.
Era verdad
que esa esquina era puntualmente peligrosa y los autos y colectivos aparecían
de donde menos lo esperabas.
Llegué a la entrada de su edificio y por la puerta de vidrio
pude ver como bajaba del ascensor y con una sonrisa se acerba a abrirme.
PP: _Bienvenida – dijo estampando un sonoro beso en mi
mejilla al mismo tiempo que me daba uno de esos abrazos tan frecuentes entre nosotros.
– qué lindo que aceptaras vernos.
Y no pude evitar sonreír al ver su carita de felicidad que
me inundaba de ternura. Por momentos Pedro se volvía un nene tímido y esa
faceta suya me podía al extremo.
Pau: _ me diste 10 buenas razones, además te lo debía. No
podía volver a decirte que no y que todos sigan diciendo que te histeriqueo.
PP: _ olvidate de todos Pau. Acá estamos vos y yo – me dijo
tomándome por la cintura y acercándome a su cuerpo para terminar dándome un
pico. Un rico y sentido pico.
Y esa frase era todo lo que yo necesitaba escuchar para
terminar de relajarme y entregarme al momento.
Todo el viaje en ascensor lo hicimos con una sonrisa. De vez
en cuando nuestras miradas se cruzaban, y las mariposas en la panza sacudían a
full sus alas haciéndome sentir ese cosquilleo que solo Pedro me despertaba.
Antes de abrir la puerta de su casa se dio vuelta y me dijo
algo tímido…
PP: _Hice lo que pude en 10 minutos, mi casa se parece más a
una guarida que a un castillo.
Pau: _mejor, los castillos siempre me resultaron grasas y lo
reo más atractivo – y le guiñe un ojo para que se relajara.
Ingresamos a su departamento y la luz del atardecer le daba
un tono amarillo rojizo y misterioso.
PP: _pasá, ponete cómoda. Querés tomar algo? – dijo algo
nervioso y de forma atolondrada, mientras tiraba las llaves sobre la mesa
ratona y se dirigía a la cocina.
Me acerque a la ventana que estaba abierta y salí al balcón.
Se alcanzaba a ver el tránsito de esa esquina y a mucha gente ir y venir. Era
una avenida muy transitada y desde arriba parecía un hormiguero.
Pau: _era verdad que los autos te vienen de todos lados al
cruzar – dije alzando la voz para que me escuchara.
Lo sentí llegar junto a mí y abrazarme por detrás dejando su
pera en mi hombro.
PP: _te dije que tenías que tener cuidado y me hiciste una
superada – dijo casi en mi oído, rozando con sus labios mi cuello al hablar.
Me di vuelta para mirarlo a los ojos y con mi mejor cara de
gato de shrek me sinceré.
Pau: _me perdonás? Te contesté mal y ni sé por qué… - dije
alzando mis cejas y poniendo trompita mientras pedía piedad con toda mi cara.
Pedro agarro las manijas de mi cartera que a todo esto
seguía colgando de mi hombro sin que yo me diera cuenta y mientras las deslizaba…
PP: _permiso, puedo?– dijo y terminó de sacarla – no creo
que necesites la cartera acá adentro y hay que ver si te vuelvo a dejar ir…
Tiró la cartera torpemente sobre el sillón pero con el
rebote finalmente cayó al piso…
PP: _ups! – y puso carita de haberse mandado una – tenías algo
que se rompa?
Y yo estallé en risas mientras él se apuraba a abrazarme más
fuerte y llenar mi cuello de besos.
PP:_qué lindo que es tenerte acá y más si te reís así. – y se
alejó apenas para verme a los ojos.
Pau: _vos sos lindo – dije mientras despeinaba un poco su
pelo – y amo que siempre me hagas reír.
PP: _mmm sería algo así como tu payasito?
Pau: _no. Los payasos son medio tristes y vos me llenas de
alegría – lo vi sonreír feliz – vendrías a ser mi alegrador.
PP: _entonces es mutuo, porque vos me alegrás a mi – dijo mientras
dejaba un beso en la punta de mi nariz.
Un escalofrío recorrió mi cuerpo y me acurruqué más en sus
brazos.
PP: _entremos que no quiero que te enfermes. Es una esquina
muy ventosa y el aire del balcón está buenísimo pero cuando está así de fresco
es peligroso.
Me llenaba de amor que se preocupara tanto por cuidarme,
siempre estaba pendiente de mí. En Ideas, en el canal o cuando estábamos en
grupo… Pedro siempre estaba atento y pendiente de los detalles.
PP: _qué querés tomar? – dijo mientras cerraba las ventanas.
Pau: _nada – dije sentándome en el sillón y levantando la
cartera del piso – la verdad es que vengo de tomar 3 pavas de mate con mi primo
, no me entra más liquido en el cuerpo, gracias!
Pedro puso algo de música desde la compu y se fue hacia la cocina.
PP: _me voy a preparar un fernet, segura que no querés nada?
Pau: _segura, si me da ganas te robo del tuyo.
El tema que estaba sonando empezó a escucharse como tildado y
Pedro me pidió que lo pasara y que si quería pusiera otra cosa.
Revisé rápidamente la lista de música que estaba programada
y apreté cualquiera al azar, había mucha que no conocía o al menos no por los
nombres.
PP: _te gusta Pedro Guerra? – me dijo algo sorprendido saliendo
de la cocina.
Pau: _no se… no lo conozco… apreté cualquiera.
Y Pedro rió con ganas.
PP: _ le gustaba mucho a mi mamá – dijo sonriendo.
Ambos nos quedamos en silencio un ratito escuchando la suave
melodía y una voz dulce que le cantaba a un amor…
PP: _mirá, te voy a mostrar algo pero no se lo podés contar
a nadie – me dijo algo misterioso Pedro .
Se acercó hasta la compu, y buscó entre sus archivos hasta
que lo encontró y le dio clic.
PP: _vale reírse pero no burlarse – me dijo en tono amenazante.
Amplió la imagen de un video para que se viera grande en el
monitor y yo me acomodé en el sillón expectante por descifrar de qué se
trataba.
De golpe apareció una especie de sketch en el que Pepe era
el protagonista y participaban amigos y familia. Estaba todo armado por él, de
forma casera pero muy divertida. Verlo así al natural, desinhibido, descontracturado
y sin miedo al ridículo me enamoró aún más.
Pedro era diferente a todos los chicos con los que había
salido. Me tomaba siempre por sorpresa y lo que más me atraía era su capacidad
de entrega. No tenía miedo a quedar expuesto y eso yo lo valoraba mucho más de
lo que él pudiera darse cuenta. Era justamente eso, lo que me daba seguridad.
Verlo real. Sentirlo sincero, transparente.
Hablamos por un largo rato de cualquier cosa, intercalamos
con algunos otros videos que se relacionaban a anécdotas y siempre con música de
fondo. Pedro estaba más verborrágico que de costumbre y eso me causaba ternura.
Se habían invertido los roles y el nervioso era él. Me daba
cuenta que se mantenía todo el tiempo ocupado y que no sabía cómo acercarse.
Con cada anécdota, cada video y cada canción yo estaba más y
más segura de que quería que Pedro entrara a mi vida y ocupara un lugar
importante. Esa espontaneidad tan despojada de intereses era lo único que yo
necesitaba en una relación. Si hasta hoy no estaba del todo convencida, haber
venido a su casa, conocer más de él, de su familia, de su vida… me había dado
la seguridad y la tranquilidad que yo necesitaba para dar ese paso y permitirle
a él llegar.
Mientras Pedro me hablaba y me contaba cosas, yo me perdía
en sus ojos, en sus gestos y mi cabeza volaba imaginando situaciones junto a
él. Situaciones que quería permitirme vivir con él.
De golpe se paró y fue hasta la cocina al mismo tiempo que
volvía a preguntarme si quería algo. Y claro que quería pero lo que quería no
estaba en la heladera. Me había llegado la hora, el deseo y la curiosidad de
estar con él. Todos mis sentidos y yo, necesitábamos dar ese paso.
Me paré sin saber muy bien para qué. Estaba claro que Pedro
no iba a avanzar hasta que yo no le diera señales de algo.
Lo vi venir con el vaso de fernet en su mano y sin pedirle
permiso se lo robé y le dí un trago. Él se detuvo frente a mí y mientras se lo
devolvía le robé un beso.
Pau: _perdón, me tenté – le dije aún muy cerca de su boca.
Pedro reaccionó dándome un beso más intenso mientras con su
brazo libre recorría mi espalda con suaves caricias que comenzaban a alterar
mis hormonas.
PP: _ahora el tentado soy yo – me dijo con una voz ronca y
sensual muy cerca de mi oído.
Pau: _te molesta si me descalzo? – dije jugando un poco a la
inocente, sabiendo que el juego ya había comenzado y que sólo era cuestión de
jugar un rato…
PP: _claro que no, dijo apretando mi cintura y dejando húmedos
besos en mi cuello – me encanta que te pongas cómoda.
Y lo miré con picardía mientras me sentaba en el sillón para
sacar mis botas.
Pedro me miraba con una media sonrisa y estudiándome divertido.
Pude notar que todavía no estaba seguro de descifrar mis intenciones y decidí
dar otro paso.
Pau: _vi que tenías algunas películas, podríamos ver alguna,
no? – dije con el tono más inocente que me salió, pero con la mirada más sensual
que tenía.
Vi que Pedro sonreía y humedecía con su lengua sus labios
algo nervioso mientras tomaba un sorbo de fernet.
PP: _Ahí te las traigo y elegís la que quieras – dijo dejando
el vaso en la mesita y caminando hacia una repisa.
Pau: _elegila vos, yo paso al baño, puedo?
PP: _Claro, por acá – y me hizo señas para que pasara por
delante de él, me acompaño hasta la puerta del baño, encendió la luz y antes de
cerrar la puerta me dijo – tenemos que verla desde la cama porque ahí tengo la
tele.
Pau: _bueno – dije sin inmutarme mientras me aseguraba de
cerrar la puerta antes de que Pedro pudiera notar el rubor en mis mejillas.
Todo estaba saliendo perfecto.
Creo que por fin nos estábamos comprendiendo.
Paula entró al baño y yo quedé apoyado en el marco de la
puerta de la habitación estático.
Si estaba entendiendo bien, Pau me estaba dando señales que
me habilitaban a avanzar y eso me producía tantos nervios que no me dejaban
pensar.
Fui hasta le living a buscar una película, y obviamente de
todas las que tenía seleccioné 3 que me parecieron indicadas para el momento.
Volví al cuarto, conecté el DVD, apagué las luces y encendí
la tele. Calmate Pepe. Serenate. Todo está saliendo mejor de lo que esperabas,
me dije para mí mismo.
Encendí la luz de un velador, me quité las zapatillas y puse
en punta la película.
Acomodé las almohadas y traje algunos almohadones del living
para que estuviéramos más cómodos.
Nunca en la vida había sentido tantos nervios por dar este
paso con alguien. Paula me movilizaba al extremo. Me sentía un púber a punto de
debutar.
Con ella me pasaban tantas cosas que lo sexual directamente
pasaba a otro plano, a lo supremo… todo estaba rodeado de mística, ella
transformaba todo en mi mundo y todo con ella, resultaba nuevo y único.
Agradecí cada segundo que se demoró en salir del baño,
porque me permitieron volver mi respiración y palpitaciones a un ritmo menos
alocado, más normal.
Cuando sentí que abría la puerta, me hice el entretenido con
el control remoto, jugando con el menú del DVD, para no tener que mirarla.
Por el rabo del ojo la vi detenida en el marco de la puerta
de la habitación observando el escenario, sin decidirse a avanzar.
PP: _viste Amelie? – pregunté al pasar como quien no quiere
la cosa y asegurándome de no cruzar mi mirada con la de ella para que no viera
lo nervioso que estaba.
Pau: _creo que sí, pero hace mil años. Tenía ganas de verla
de nuevo.
PP: _Sino traje otras – dije señalando las cajas que había
dejado sobre la cama.
Pau: _No, dale. Veamos Amelie, me dieron ganas. – dijo decidida.
PP: _tengo chocolates – dije recordando de golpe mientras
que me paraba y buscaba una bolsita que no debía estar muy lejos.
Pau: _mejor imposible – y la vi sonreír de esa forma que
lograba iluminar todo lo que estuviera alrededor.
Le alcancé la bolsa con los chocolates y ella revisó el
contenido.
Pau: _ah pero esto es hacer trampa. No pensabas dármela? –
preguntó en tono canchero.
PP: _era más divertido si venías a buscarla – repliqué – yo le
dije a tus fans que no me dieran nada para vos, que soy muy despistado, pero
ellas me dijeron que estaban seguras que te iba a llegar igual o que me iban a
hacer acordar. – dije divertido – son un poco barrabravas las chicas.
Y ambos reímos con ganas.
PP: _no te quejes, finalmente te llegaron. Y juro que no me
comí ninguno.
Pau mordió su labio inferior divertida y se acomodó sobre el
respaldo indicándome que ya era momento de ver la peli.
Me acomodé al lado suyo pasando mi brazo sobre su hombro
para recostarla sobre mi torso y comencé a acariciar su pelo mientras arrancaba
la película.
Pau: _esperá – declaró mientras se sentaba en la cama y se
llevaba las manos a la cabeza – me encanta que me hagas mimos pero esto
incomoda – y se sacó algo que supongo que serían extensiones dejándolas en la
mesa de luz.
Yo la miraba entre confundido y divertido. Me encantaba
verla despojarse de los extras. No podía ser más hermosa. Y esa cuota de
confianza, de naturalidad entre los dos, incrementaba mi deseo de demostrarle
lo mucho que me encantaba y lo loco que me tenía.
Pau: _las mujeres hacemos demasiadas cosas para estar
hermosas – dijo mientras se quitaba ahora las pestañas postizas y seguía por
sus aros – ya está ahora si soy yo.
Me dio tanta ternura que decidí provocarla un poco.
PP: _bueno, se ve que ya son las doce y se rompió el hechizo…
segura que te sacaste todo?
La vi achinar sus ojos y una gran O se dibujó en su boca en
absoluta señal de desaprobación a mi comentario, lo cual hizo que largara una
carcajada y la abrazara fuerte contra mí.
PP: _ ni creas que sacándote eso vas a espantarme. No
necesitas ponerte nada para estar hermosa, vos sos hermosa – dije muy en serio buscando
su mirada.
Paula sonrió complacida por lo que escuchaba y otra vez el
mundo se me iluminó. Me sentí hipnotizado por sus labios, tanto que sin darme
cuenta, comencé a besarla como si fuera la primera vez.
Ella se acomodó en mis brazos y se acopló a ese beso a la
perfección. Nuestras bocas se entendían mucho más así que con palabras.
Nos besamos en cámara lenta. Descubriéndonos. Saboreándonos.
Nuestras lenguas comenzaron tímidas a investigar, a sentir, a provocar, y finalmente
nos entregamos al desenfreno y a la locura.
Nos besamos como si de eso dependiera nuestra vida. Nos
besamos como nunca nos habíamos besado. Entregándonos por completo,
regalándonos, disfrutándonos.
Nos separamos apenas para tomar aire y mirarnos a los ojos.
Nuestras miradas no podían estar más encendidas de amor y de deseo.
PP: _creo que no vamos a mirar ninguna película.
Paula largó una carcajada. Amaba esa espontaneidad en ella.
Pau: _creo que tenés razón – dijo con tono pícaro – podemos ir
apagando la tele, no? – preguntó en tono sensual.
PP: _vos no viniste a ver ninguna película – dije divertido
y con confianza.
Pau: _todavía no sabés a que vine? – me preguntó provocativa.
Clavé mi mirada en sus ojos y sentí de golpe que todo mi
universo era ella. Me hundí en su cuello llenándola de suaves besos.
Estaba decidido a recorrer uno a
uno cada centímetro de su ser.
Necesitaba recorrerla y descubrirla entera, sin
tiempos. Amarla como jamás había amado a nadie.
Pedro me besaba de un modo que nadie nunca me había besado.
Me besaba con el corazón, me transmitía amor aún en medio de la pasión.
El contacto con su boca y su respiración erizaban todo mi
ser, haciéndome estremecer de placer como jamás me había pasado.
Sus manos me recorrían despacio, suaves, dulces,
deteniéndose en los lugares donde mi piel estaba expuesta, buscando el roce.
Comencé yo también a acariciarlo, a sentirlo a adueñarme de
su cuerpo.
Desprendí uno a uno cada botón de su camisa, sin prisa. Y mientras
bajaba iba dejando suaves besos húmedos en su pecho, sabiendo que esto lo
estaba volviendo loco.
Me tomó por la nuca y volvió a adueñarse de mi boca
profundizando en un beso que parecía no tener final.
Se arrodilló frente a mí y me invitó a hacer lo mismo. Se
separó apenas para mirarme a los ojos como queriendo asegurarse de que esto
realmente estuviera sucediendo, lo cual me llenó de amor.
Me abrazó con ambos brazos y hundió se cara en mi cuello
pegando su boca a mi oído.
PP: _soy enteramente tuyo Pau. Me volvés loco. Muy loco.
Comencé a desvestirlo, habilitándolo para que él hiciera lo
mismo conmigo.
Entre prenda y prenda nos besábamos y sonreíamos como embriagados
de amor, de pasión, de deseo.
Hicimos el amor desesperadamente. Necesitábamos unirnos y
sentirnos uno de una vez. Tantos besos y
tanta pasión nos habían llevado al extremo y ninguno aguantaba más el deseo de
poseer al otro.
Cuando todo acabó, Pedro quedó recostado sobre mí.
Sentir el peso de su cuerpo sobre el mío me llenaba de paz,
equilibraba todas mis emociones.
PP: _no te rías por lo que te voy a decir, pero nunca nadie
me hizo sentir así. Sos única Pau. – me dijo mientras besaba mi pecho y se
aferraba más a mí.
Pau: _me crees si te digo que me pasó lo mismo? – dije algo
tímida – sabes? – Pregunté mientras levantaba su cara para que pudiera verme a
los ojos – me hiciste olvidar de todo Pedro, sentí como si fuera mi primera
vez.
Vi como a Pedro se le iluminaba la cara y una sonrisa se
dibujaba en su boca desbordando de satisfacción.
PP: _Nuestra última primera vez – aseguró él – porque no
pienso dejarte ir nunca más.
y una noche Luna volvió. Gracias infinitas por el aguante... y por no putearme en mis reiteradas ausencias... Sepan que si por mí fuera escribiría a diario, pero no me da el tiempo y no es fácil encontrar el momento.
Espero que lo disfruten!
Quienes quieran recibir los Epis en su Tw, por favor le avisan a la genia de @LoveeforPyP que se los pasarà cada vez que suba uno.
A mi me encuentran en @Epiinspirados, aunque ultimamente no entro demasiado a Tw.
Besos a todos y gracias infinitas por la onda, y por leer ;)
hasta el próximo Epi!
Luna
PD: SU COMENTARIO NO MOLESTA, AL CONTRARIO, SE AGRADECE! ;)
PD: SU COMENTARIO NO MOLESTA, AL CONTRARIO, SE AGRADECE! ;)